En esta entrada voy a intentar aclarar algunos conceptos que manejamos sin saber, a veces que hay detrás de esas palabras, todo ello como siempre desde mi punto de vista y experiencia, por lo que cualquier opinión sera bienvenida para poder crecer juntos, que al fin y al cabo el objetivo de este blog es compartir.
Para empezar, creo que es importante saber la diferencia entre eficaz y eficiente, dos adjetivos que solemos usar en situaciones similares pero que tienen significados distintos.
La eficacia está orientada a la consecución de objetivos, independientemente de la cantidad de recursos (tiempo, dinero, esfuerzo) que hayamos tenido que emplear. La eficiencia podríamos enfocarla a conseguir el propósito con los recursos iniciales, es decir, existe limitación de algún recurso.
Vamos a poner un ejemplo, imaginemos que nuestro propósito es hacer un viaje y disponemos de una cantidad económica de 1000€, si consigo irme de vacaciones y gastarme los 1000€ habré sido eficaz, es decir, el objetivo que me había planteado lo he logrado. Si además, consigo irme al lugar donde en un principio pense, sin que la variable económica sea la que eligiera por mi (esto sucede muchas veces…), o consigo disminuir los costes y ahorrarme dinero, o por la misma cantidad consigo que me incluyan el hotel y otros extras, habré sido eficiente. En conclusión la eficiencia es el uso de los recursos de manera óptima.
Muchas veces, vemos como el tiempo se nos va de las manos y no nos cunde el día como debiera, vemos gente que nos parece increíble que tenga tiempo de hacer todo sin transmitir sensación de estrés o agobio. La clave está en la manera de gestionar nuestro tiempo (profesional y personal)
Las numerosas tareas que tenemos que realizar a diario, hacen que sin una planificación previa acaben disminuyendo nuestro rendimiento. Es como el pez que se muerde la cola. Se sigue una secuencia en espiral: intentar abarcar muchas tareas a la vez–no me da tiempo–me agobio-se bloquea mi capacidad de respuesta–pensamientos negativos y de incapacidad–me agobio–vuelve a disminuir mi productividad.
Como en todo proceso de producción, se debe conocer cada uno de los factores implicados, por ello es importante el autoconocimiento. El problema de este tipo de actitud, es que implica saber cosas que puede que no nos gusten y por esa razón buscamos excusas para no investigar en nuestro interior, excusas del tipo ahora estoy muy liado para pensar en eso.
Por medio del autoconocimiento se pueden analizar cualidades y capacidades como: qué sé hacer, qué puedo mejorar, qué me cuesta más y por qué, en que debo enfocar mi formación, que cualidades puedo explotar para incrementar mi producción.. etc
Wilfredo Pareto se dio cuenta analizando a la sociedad de su tiempo de una Principio que recibe su mismo nombre Principio de Pareto (80/20). Pareto llegó a la conclusión de que el 80% de los efectos provenían del 20% de las causas, este principio se usa en numerosos campos como la política, la logística, el control de calidad en procesos, la informática etc
Una vez identificadas y asimiladas nuestras capacidades y aplicando el Principio de Pareto llegamos a la conclusión de que el 80% de nuestra productividad vendrá de solo el 20% de nuestro esfuerzo. Por lo que sí hemos hecho un buen análisis de nosotros mismos y orientamos nuestras capacidades hacia los objetivos, con mucho menos esfuerzo podremos conseguir mucho más, esto es, seremos más eficientes, con menos recursos (de tiempo en este caso, aunque ya hablaremos de la conversión tiempo-dinero) conseguimos los objetivos marcados.
Muchas de estas ideas están contenidas en ese sentido tan polifacético que es el sentido común, aunque que interiorizar y automatizar este tipo de actitudes cuesta y mucho, pero un gran paso es identificar los fallos y puntos de escape de nuestro tiempo, para poder disfrutar más de lo que hacemos y dedicar más tiempo a actividades que nos hagan sentir bien.
Espero que os haya gustado y compartais vuestras impresiones y opiniones sobre este u otros temas de mi blog.
A disfrutar de lo natural!!!